Practiquemos la empatía, pongámonos en
el lugar del perro, nuestra vida consistiría
en despertarse y salir corriendo al parque (en el mejor de los casos, si no es
a la acera) y pasear 15 minutos. Después nos dejan en casa hasta mediodía, otra
salida rápida y vuelta a las cuatro paredes hasta la noche. Por la noche nos
vuelven a sacar -esta vez un poco más de
tiempo- y después de todo un día encerrado nos tiran la pelota hasta que ya no
sentimos las patas. Cena. Fin de día, mañana será exactamente igual, y pasado,
y al otro, y al siguiente…
Un ambiente pobre en estímulos
Esta es la vida que llevan
muchísimos perros. Una vida monótona sin ningún tipo de estimulo físico ni
mental. El resultado es que el perro se frustra, deprime, estresa, o todo lo
anterior junto. Aparecen los
comportamientos destructivos, las obsesiones, estereotipias, problemas graves
de comportamiento y en casos graves las automutilaciones. Algunos perros se… ¿tranquilizan
con la edad? Cuando en realidad lo que sucede es que asumen su vida gris. Son perros
de carácter amoldable, muy cómodos para aquel dueño que lo quiere como parte
del attrezzo de la casa, pero son perros infelices.
¿Existen soluciones?
Algunas cosas no las
podemos cambiar. Si somos afortunados tendremos trabajo, y eso significa que
nuestros perros permanecen solos un buen número de horas en casa. Pero eso no
es un problema en sí mismo, incluso los perros más activos permanecen largos
espacios de tiempo en tranquilidad, dormitando, descansando. Veamos un plan de
salidas realista.
Las salidas deben ser estructuradas,
ni muy largas ni muy cortas. Y lo más importante, dedicadas a los perros, no a
las charlas en el parque. Media hora por la mañana es suficiente, mejor con el
perro suelto (esto no es posible en muchas zonas) que huela, que trote, pasee a
buen ritmo, se relacione con otros perros… A medio día, veinte minutos con el
mismo plan, probablemente no coincidamos con otros perros, no importa. Y por la
noche entre media y una hora en la que se alternara con un poco de ejercicio
(la pelota famosa…media docena de lanzamientos es suficiente), jugar con otros
perros, pasear, (si, pasear por la calle es también buena idea), y todo ello dejándole
libertad suficiente. Muchos perros están frustrados porque no se les permite
oler una marca de orina, mascar un palo o ni siquiera rozarnos la pierna por si
nos manchan. Viven en urnas invisibles, y eso es el origen de infinidad de
problemas…
Actividad Mental. Es lo que más agota a un
perro. Muchas veces menospreciamos a nuestros perros, pensamos que con cuatro
carreras con sus amigos es suficiente, y no es así. Aunque no tengamos ningún objetivo
deportivo, enseñarle “cosas” a nuestro perro siempre es muy positivo en su
equilibrio mental. Un perro que sabe autocontrolarse, es un perro equilibrado. Desde enseñarle a esperar en los semáforos, o
hacernos nuestro propio circuito de Agility con los bancos del parque, o jugar
a buscar objetos entre los matorrales, poniendo en marcha todos sus sentidos, (utilizar
el olfato satisface mucho, muchísimo a los perros)…todo ello tiene un punto en común,
el perro está trabajando, esta modulando sus acciones, ¡está usando su cerebro!
El mal llamado perro hiperactivo habrá desaparecido como por arte de magia, sus
energías se reconducen a otros cometidos, dejará de romper cosas, se centrará
mejor en lo que le rodea, descubrirá una vida mucho más divertida.
En casa el ambiente se
puede enriquecer con juguetes interactivos como el Kong o similares. Si tiene “algo con lo que entretenerse”
será suficiente siempre que los otros
dos requisitos (salidas a la calle y actividad mental) se cumplan.
Articulo extraído de www.doogweb.es
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